Peñón de San Salvador
El Peñón de San Salvador es una piedra ritual muy singular, destacable entre los campos de labor, conocida por los vecinos de Labata también como el Peñón de los Moros.
Leyenda
Lourdes Puyuelo, vecina de Labata recuerda bien las leyendas que sobre esta piedra le contaban de niña y que guardan una relación directa con el posible uso ritual de este lugar.
Detalles e información del Peñón
La morfología de esta roca nos remite a una especie de altar de ofrendas o sacrificios, con una gran mesa presidida por una hornacina. En la parte superior del roquedo hay tallada una pequeña cazoleta ritual. Además por encima de la hornacina se aprecia una pequeña pileta que bien podría haberse utilizado para abluciones.
Las libaciones se hacían en un punto alto, una cazoleta donde se echaba, se vertía el agua de la lluvia o bien el vino, el aceite o los frutos que la tierra había ofrecido. Igual que ahora cuando se bendicen los términos. Es un agradecimiento a la Madre Tierra.
Eugenio Monesma nos informa, que tiene la forma de un altar, un altar rupestre. De alguna forma se celebrarían aquí los rituales, y hay una hornacina donde habría alguna figura. Esto podría ser un altar de culto precristiano.”
Julia Justes añade que allí, junto a la roca, a mano derecha mirando hacia el altar, había un poblado íbero-romano.
En superficie aparecieron algunos elementos de metal (cuchillo ritual con mango cubierto con hilo de oro, fíbulas, hebillas, etc.). Fueron donados al Museo Provincial de Huesca y se exponen en una de las vitrinas.
En el lado sur de la roca hay un espacio tallado en forma de habitación con unos mechinales en ella para el asentamiento de un tejado.
Este peñón según los vecinos, lo utilizaban para hacer rituales, rituales al sol, adorando al sol y hacer sus propios rituales de agua. Eso lo decían en el pueblo, la gente mayor.